Cómo comer mejor sin morir en el intento.

Investiga, conócete, prueba, pero no le endoses a un ingrediente o alimento la responsabilidad de tu salud 

Nadie nace aprendiendo

Me costó mucho trabajo entender y aceptar que -como adultos, claro- somos los responsables de nuestra salud. Que ni el gobierno, ni los sueldos, ni el tiempo, ni el trabajo, ni la flojera o lo que sea, tenían la "culpa" de que yo pudiera enfermar o estar mal. Quizá, lo que puedo decir a mi favor, es que en ese entonces no tenía ni la madurez, ni la necesidad, ni la información necesarias para tomar cartas en el asunto, porque -a veces- comer sano, es más una cuestión de creatividad y ganas de cocinar, que de dinero mal administrado.


La ironía viene ahora que, inundados de información -para muchos- accesible gracias al internet, tampoco tenemos los elementos que nos ayuden a decidir hacer un cambio en nuestra rutina y saber elegir lo que más nos conviene. Buscamos ideas, preguntamos y tenemos como resultado mucha información cruzada y contradictoria, dejándonos peor que antes y haciéndonos dudar sobre nuestra decisión de querer hacer un cambio. Al menos así me paso; hubo un momento en el que no tenía idea de qué sí y qué no comer, o todo lo que comía, lo hacía hasta con miedo. Llamé a eso "terrorismo alimentario", aunque luego vi que así también le llaman a otra cosa parecida

El punto es que, a casi tres años de mi cambio de vida, y debido a que me he topado con más personas y amigos interesados en querer sentirse mejor con lo que comen, decidí compartir en este y otros post, algunas cosas que a mí me han funcionado, esperando les sean de utilidad y sufran menos que yo en el intento. De verdad que ser consciente de lo que pienso, siento, digo, como y hago, ha sido la más difícil, pero mejor decisión, así que cuenten conmigo para lo que necesiten.


El 1, 2, 3

Así nos gustan generalmente las cosas: rapidito y en simples pasos, claramente explicados. Pero como la mayoría de lo que vale la pena, no es así. Sin embargo, en mi afán de ayudarles (pues es la idea, ¿verdad?), una vez que han decidido empezar a cuidarse, trataré de ponérselos así.

1. Agrega antes de quitar. Lo primero que hacemos cuando tenemos toda la intención de mejorar nuestra alimentación, es quitar y de golpe TODO aquello que -quizá- nos hace mal y decimos: "Desde mañana ya no como pan, carne, grasas, azúcar, lácteos o lo que sea que me haga engordar" como si fuera algo tan fácil. No, no lo es. Y cuando intentamos hacer eso, sufrimos, porque el cuerpo al estar acostumbrado por AÑOS a ciertos alimentos, los busca desesperadamente cuando no los encuentra. Sin embargo, si empezamos a añadir cosas más sanas, antes de quitar las que no lo son, les vamos quitando espacio y necesidad. Lo mejor es comenzar con un simple vaso de agua tibia natural al despertar (puedes agregarle un poco de limón) y consumiendo más verduras con tus comidas.

2. Sustituye o cambia una cosa a la vez. Cada quien se conoce y si no, esta es una buena oportunidad para hacerlo. Enlista las cosas que quieres dejar de comer y empieza por la que te cuesta menos trabajo. Para las más difíciles, busca sustitutos y lleva un diario o registro de lo que comes durante el día. Algo que ayuda es anotar en tus pendientes del día lo que desayunarás, comerás y cenarás.

3. Sé flexible contigo. Pero no abuses. Hay sólo dos cosas con las que no se debe flaquear: los refrescos y toda la comida procesada o chatarra (botanas, galletas, embutidos, etc) esa no tiene perdón. Pero si te sales de tu propósito, corrige de inmediato y no te dejes llevar por el "ayyy, ya no pude, entonces vuelvo a comer como antes".

El propósito y las etiquetas

Un día quise ser vegana, pero no me funcionó. Quizá porque no tuve la asesoría correcta, pero tampoco la busqué, porque mi propósito no comulgaba con el de su ideología. Yo sólo quería comer bien para estar sana, así que indagué sobre otros tipos de dieta que están vigentes y su motivo o sustento. Leí sobre la paleo, raw o crudivegana, vegetariana, ayurveda y descubrí que lo mejor que podía hacer, era tomar lo mejor de cada una y equilibrarla. Así es como soy "flexitariana" (Karina Velasco dixit) y, dependiendo de mi estado de salud, se mueve más a un lado o a otro. Por eso no me gustan las etiquetas, pero si tuviera que elegir una para mí, sería la de "omnívora selectiva y consciente" con el propósito de comer para vivir BIEN. 

Imagen tomada de ayalogic.com
Dieta estilo "Pegan". Lo mejor de dos mundos

Las etiquetas que sí importan, son las de los productos que comemos, así que empieza por echarle un ojo a tu despensa y saca todo lo que entre sus ingredientes tenga: Jarabe de maíz de alta fructosa, glutamato monosódico, colorantes artificiales y harinas y azúcares refinados. No les abras la puerta nunca más. Y, por supuesto, no olvides poner en el refri, en tu alacena o en tu corcho, un letrero con grandes letras que te recuerden tu propósito.

Qué tienes en la cabeza y la guía de los 12 pasos

Si la comida es el alimento para el cuerpo, los pensamientos los son para nuestra alma. Considera que durante las primeras semanas de tu proceso (amo esta palabra), van a surgir muchos de ellos que te harán dudar, temer, odiar y lo que se te ocurra para sabotearte. Dáles chance, déjalos pasar y bebe agua o respira antes de hacerles caso. Verás que cuando menos te des cuenta, se habrán ido. 

Esto incluye a familia y amigos que pueden sentirse "amenazados" o incómodos por tu cambio y querrán mantenerte igual que siempre. Unos días de "vacaciones", en lo que te haces más fuerte ante tu nueva rutina, no les vendrán nada mal, aunque yo digo que los grandes amigos apoyan y hasta acompañan a quien quiera mejorar. ¿Ustedes qué opinan?

Y si necesitan una guía más completa de apoyo, esta es buena, aunque difiero en lo de "desayunar como rey, bla, bla, bla" y en eso de "no comer solo", pues cuando estoy en la chorcha es cuando más como sin darme cuenta...pero a lo mejor en ustedes funciona, como sea, ahí les va: Aprender a comer en 12 pasosl

La receta de la semana

Esta vez no es postre, porque aquí ya hay muchos que pueden empezar a probar. Esta vez se trata de un "shot de jengibre"
Se le llama shot, porque es muy poca cantidad de jugo; la suficiente, para darle al cuerpo y cerebro una pequeña, necesaria y natural dosis de azúcar, que lo ayuda a despertar sin buscar después otros estimulantes como la cafeína". 
Yo lo preparo con sólo media taza de piña o media porción de fruta (manzana, pera, uvas, naranja, etc.) y 3 ó 4 cms de jengibre (puedes empezar con un trozo más pequeño) en el extractor. ¿Quieres saber qué más puede hacer este brebaje?
 -da energía
-desinflama
-ayuda a la digestión
-ayuda con dolores musculares
-mejora la circulación
-disminiye migrañas y náuseas
-es un analgésico natural
-reduce dolores premenstruales

Les dejo el video aquí:


Y otras combinaciones, cortesía de Hábito


Para terminar, sólo me queda hacer hincapié en que investiguen, se conozcan y prueben o, si la situación lo amerita, busquen el apoyo de un nutriólogo, pues ni un "health coach" o asesor y, mucho menos la vecina o la bloguera, tienen la preparación de ellos. Ya el enfoque o ideología que tengan es otro boleto. Pero eso sí, recuerda tu bioindividualidad y que nadie te conoce mejor que tú.

Nos leemos pronto con mi post sobre el aceite de coco y -ahora sí- receta.

Cuidense, amen y disfruten :)

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